domingo, 5 de septiembre de 2010

El orgullo de ser guionista

En el capítulo trece de la tercera temporada de Rockefeller Plaza, el ejecutivo de la General Electric Jack Donaghy (interpretado magistralmente por Alec Baldwin) sale de cena con los guionistas del programa de televisión en el que se centra la trama de toda la serie. La conversación que se produce en el restaurante en el que los camareros atienden las mesas vestidos de Ninja, es la siguiente:

JACK DONAGHY

¡Qué bonito es tener un trabajo como el vuestro! Escribiendo chistes, haciendo que todo el mundo ría… jejeje. (Pausa) ¿Y vuestros padres a qué dicen que os dedicáis?

DOSPOR

Cirujano.

JOSH

Optometrista.

LUTZ

A nada.

FRANK

Nunca conocí a mi padre, así que me gusta decir que soy asesino.

Frank, Dospor y Lutz en una secuencia de la serie (aunque, obviamente, no es la que yo os detallaba antes).

Bien. Esto viene porque hoy os voy a contar algo que me sucedió al llegar a mi casa el viernes noche.

Estuve desde por la mañana temprano en Málaga, gestionando más papeles para que me expidan el título del último Máster Universitario que he cursado. Hice algunas otras gestiones y, al final, me llegó la hora del almuerzo allí. Comí con mi chica y después, cuando ella volvió a su trabajo, yo me fui a una biblioteca en la que me podía aprovechar de su wifi y estuve conectado un par de horas. Matando el tiempo, sobre todo, porque a las seis de la tarde tenía una reunión en una productora.

Durante la reunión me llaman por teléfono, porque soy un tío muy solicitado (léase desde la coma hasta el inicio del paréntesis con ironía, por favor). Me llama un amigo, mi hermano y un número que no tengo, en dos horas que duró la reunión. Cuando salí me encuentro una multa de aparcamiento en el parabrisas de mi coche.

Llego a casa y tenía que darme prisa, puesto que tenía el tiempo justo para ducharme, recoger de nuevo a mi novia e irnos juntos a una discoteca en la que yo actuaba esa noche con mi espectáculo de monólogos. En mi casa había gente de visita. Concretamente dos primos de la familia que suelen venir varias veces en semana. Llamémosles “visitas habituales”. Y fue ahí, en ese instante justo, el momento en el que sentí el inmenso orgullo de ser guionista. Porque mientras preparaba la ropa que me pondría después de la ducha y algunas otras cosas, entablé la siguiente conversación con mi madre.

JUANJE

Mamá, ¿no me preguntas qué tal me ha ido la reunión en la productora?

MADRE DE JUANJE

(Susurrando y mirando de reojo hacia el sofá) Deja, que ellos no tienen por qué enterarse.

Y entonces pensé que quizá mis padres les digan a las visitas que soy cirujano, optometrista… o asesino.

3 comentarios:

Isa Sánchez dijo...

La pregunta es obligada, has trabajado perfectamente con las expectativas de tu receptor: ¿Y qué tal te fue la entrevista?

Juanje Vargas dijo...

Pues muy bien. La verdad es que salí contento y con ilusión por engancharme a algunos de los proyectos que allí se expusieron. Así que ahora a trabajar duro delante del teclado.

Tengo historias en la recámara e ideas para desarrollar. Ahora es cuestión de ponerse a disfrutar escribiendo lo que a mí me gustaría ver.

Anónimo dijo...

Quizás lo hagan para protegerte, cual superhéroe que debe mantener oculta su profesión para mantener a salvo su entorno personal. Algo así como el Peter Parker de los guionistas :D